Tejiendo el futuro.

Buenas noches, soy Marc Moñiz Martín (o como algunos de vosotros me conoceréis, "el Móñiz") y hoy vengo a contaros mi experiencia durante el curso de primero de Bachillerato en modalidad Cientifico-Tecnológica.

Os pongo en situación: yo siempre he sido muy vago, y con esto quiero decir MUY vago. Excepcionalmente vago. Venía de hacer 4º de la ESO con unas asignaturas, como algunos dirían y de hecho dijeron, de "pinta y colorea". Pero a mi siempre me habían llamado más las ciencias, y tenía claro que si no era a la música me quería dedicar a algo relacionado con la ciencia. A partir de este razonamiento tomé la decisión de entrar a ciencias. También he de decir que en mi familia me exigían un 7 de media en la ESO, de forma que por no sacar más nota (porque realmente podía) al final tuve un 7.03 de media.

Como otros compañeros dijeron en sus entradas, en mi grupo de amigos éramos muy fiesteros. Veníamos de peñas y de una semana de fiesta contínua, y esa no era forma de empezar el curso. Nos intentaron advertir de varias formas lo que se nos venía encima, pero nosotros no le quisimos dar más importancia y seguimos con la mentalidad de la ESO, sin miedo a lo que pudiera pasar. La primera evaluación fue una masacre. Fue como si me ataran el pelo a la parte trasera de un coche y me llevaran arrastrando de aquí a Valencia. Suspendí cinco asignaturas, y sabía cuál era el motivo. En clase nos dedicábamos a fabricar una especie de proyectiles con forma de V (si estuviste hace cuatro años en el Llombai, seguramente sepas de qué hablo) que disparábamos con las gomas de la agenda o, según fue avanzando nuestro nivel de investigación, con gomas de pollo de cocina. No hay que aclarar que casi todos los compañeros de clase estaban hartos de nosotros, como los profesores. Utilizo este ejemplo para tener una línea paralela sobre la cuál pueda explicar el avance del curso, en realidad tenía muchos más motivos personales por los cuales tuve ese batacazo pero este era el único que ocurría en el ámbito de clase.

En el segundo trimestre intenté centrarme al principio, intentando mantener las tareas al día y estudiar con antelación para los exámenes. Si no recuerdo mal, estábamos haciendo una exposición por grupos sobre los tipos de enlaces en química que me salió muy bien, y creo que hasta aprobé el examen. Eso fue lo que me sentenció. Obviamente me confié y me crecí, y siendo lo corta que es la segunda evaluación suspendí cinco asignaturas otra vez. En este trimestre fue cuando Jaume, Marcos y yo dimos las gracias por sacar un 0.25 en un examen, imaginaos el nivel del fracaso. Así que se podría decir que el viaje a Valencia a rastras detrás del coche también era de vuelta. Siguiendo con la historia paralela, habíamos hasta bautizado a los proyectiles. Los llamábamos "tronchos". Pues bien, en nuestro afán de industrialización de nuestro producto llegamos al punto de llevarnos un cúter a clase (sí, un cúter) para poder cortar blocs de hojas enteros y poder hacer tronchos con ellos. Siento que leas esto, Aureli, pero los apuntes de química del primer trimestre se fueron en eso. Es decir, al final del segundo trimestre no solo no había conseguido mejorar el rendimiento respecto a la primera, sino que en general había empeorado teniendo en cuenta a qué le dedicaba más el tiempo.

Pues bien, la tercera evaluación fue algo... Distinta. He de decir que en esta evaluación hubo varios profesores que me ayudaron a mejorar lo que posible dentro del estrecho márgen de tiempo, a los cuales estoy inmensamente agradecido. Os voy a explicar concretamente lo que sucedió con Aureli. Un día, estábamos disparando tronchos en clase como de costumbre (yo había dado por perdido el año) y al llegar Aureli a clase ocurrió algo fantástico. Se le ocurrió usar nuestra idea de los proyectiles con la goma para explicar los tiros horizontales y parabólicos. Esa sencilla idea, junto con los juguetes y los vídeos explicativos de física que nos enseñaba constantemente en clase, hicieron que aprobara la parte de física con una nota suficiente como para recuperar el suspenso de química. Cuando Aureli me dijo que había aprobado, además de liberarme por dentro de una forma extraordinaria, nos pudimos reír un rato toda la clase ya que fue una escena bastante cómica. Estaba explicando por enésima vez que si tenías más de un 4.51 estabas aprobado. Yo estaba mirando la pantalla de mi calculadora, en la que se mostraba el número 4.56. Cuando acabó de explicarlo, alguien volvió a preguntar lo mismo y Aureli, frustrado, gritó: "EY, POS MIRA AQUEST, TE UN 4.56 I ESTÀ APROVAT." Yo le miré con cara incrédula y me señalé a mi mismo, preguntándole con el gesto si era yo el que estaba aprobado. Cuando me dijo que sí me puse a gritar y a saltar de alegría. Por desgracia, al final no fue todo tan bonito y acabé suspendiendo tres asignaturas.

Llegados a este punto es donde me gustaría que prestarais atención, ya que es donde viene lo importante de la historia. Fue, y de momento sigue siéndolo, el peor verano que he pasado en mi vida. El hecho de suspender tres asignaturas y pensar que podría no pasar de curso me destrozó, por lo que me recluí en casa y no hacía nada más que estudiar. Bueno, no fue tan bestia, pero sí que es verdad que estudiaba mucho y no disfrutaba de las cosas que hacía para divertirme porque estaba constantemente pensando en esos exámenes de septiembre en los que me lo jugaba todo... Esta vez, como siempre, el esfuerzo tuvo recompensa y conseguí pasar de curso. Con matemáticas pendiente por un fallo a la hora de estudiar en verano, ya que hice todos los ejercicios del libro pero no los corregí, pero pasé de curso.

Lo que quiero decir con todo esto, y creo que ya va siendo hora de terminar porque igual está siendo algo largo, es que sobretodo aquellos que estáis descentrados o que simplemente sois demasiado vagos como para estudiar media hora al día una semana antes de un examen (va a sonar mal, lo siento) tenéis que dejaros de gilipolleces y esforzaros un poquito. Realmente no supone algo tan costoso cuando recibes el resultado, y creedme, es mejor estudiar media hora al día durante una semana antes del examen que estudiar una hora al día por cada asignatura durante todo el verano viendo como tus amigos lo pasan bien. Es difícil, lo sé, como decía Marcos en su entrada: "hay personas a las que su cerebro simplemente no le responde cuando se dicen a sí mismos 'vamos a estudiar'". Pero como ya he dicho llega el momento en el que si eres capaz de sobreponerte a esto y superarlo consigues el premio supremo deseado por cualquier estudiante.

Se trata, sin ir más lejos, de ir tejiendo tu futuro poco a poco para que cuando llegue el invierno tengas esa manta que te cobije del frío y no encontrarte solo ante la intemperie, indefenso ante el fracaso.